viernes, 23 de septiembre de 2022

Capítulo 7: La vuelta al cole




Era el primer día de cole para Pedrito y Carlota. Las vacaciones se habían acabado y tocaba volver a la rutina y reencontrarse con los amigos. Como todos los años, doña Sofía y don Alberto, los acompañarían en su primer día. En familia se llevaban mucho mejor los nervios ;)


-Venga niños, acabad el desayuno. A ver si vamos a llegar tarde ya el primer día -dijo doña Sofía a sus hijos-.

-Eso, eso -dijo don Alberto-. No os despistéis que ya no estamos de vacaciones.


-Pues yo tenía ganas de empezar ya el cole -dijo Carlota.

-Mira que eres rara, Carlota. No me digas que tienes ganas de volver a hacer deberes..

-No es eso, tonto, es que tengo ganas de ver a Renata. Hace mucho que no puedo jugar con ella...




-Pero Carlota, ¡si Renata vino a jugar contigo la semana pasada! -contestó su madre sorprendida.



- Es verdad, cielito -le dijo don Alberto-. Renata ha venido mucho a casa estas vacaciones. Habéis jugado mucho juntas.

-Ya, pero es que ahora la voy a ver CADA DÍA -contestó Carlota entusiasmada-. ¡Eso es todavía mucho mejor!



-Anda, vamos a recoger los libros, no vayamos a hacer esperar a Renata -contestó burlón Pedrito.



-Jo, pues yo estoy un poco nervioso -le confesó Pedrito a su hermana en la habitación-. A mí no se me da tan bien eso de volver al cole.




-Carlota, ¿y si nos despedimos de las marionetas antes de irnos?




-Qué bonitas son, ¿verdad? -dijo extasiada Carlota. 

Hacía poco que las tenían y estaban los dos encantados.

-Sí que son bonitas. ¡Y además muy divertidas! A la vuelta del cole -dijo solemne su hermano-, después de los deberes, jugamos con ellas.

-Síiiiiii -contestó Carlota entusiasmada.



Eran unas marionetas perfectas para su teatrillo. Un regalo que les había hecho una buena amiga* hacía un tiempo y que ellos disfrutaban muchísimo.

*Gracias, Dolors por tu colaboración en mi minimundo ;) 



-Lo que más me gusta de volver al cole son mis botas nuevas, Carlota. Voy a poder jugar a fútbol la mar de bien. ¡Van a chutar solas!

-A mí me encantan los zapatos que me ha comprado mamá. ¡Son de mi color preferido!



Y así llegaron al cole, en compañía de sus padres, equipados con sus libros y sus zapatos nuevos.


-Bueno, niños -dijo don Alberto-, que vaya muy bien el día.

-No te preocupes, cielo -dijo doña Sofía a su hijo-. Verás como en seguida se te pasan los nervios.

-Si ya casi se me ha pasado -dijo Pedrito sacando pecho.



Muy cerca de ellos otra madre despedía a su hija.

-Que vaya muy bien, Lola. Verás como pronto haces nuevos amigos.

-Sí, mami, ya tengo ganas de conocerlos a todos.



Y así los padres se despidieron de sus niños y niñas con una sonrisa y buenos deseos. Quizá no sólo los más pequeños tenían un pequeño nudo en el estómago.

Doña Sofía se había fijado en la joven madre que despedía a su hija. Eran nuevas en el colegio y se acercó a ella para presentarse.




-Hola, buenos días. Me llamo Sofía y este es Alberto, mi marido. ¿Sois nuevas en el colegio?

-Hola, sí, encantada. Me llamo Greta. Mi hija Lola empieza este curso y está entusiasmada. A ver qué tal le va.


-Seguro que le irá bien -le dijo don Alberto-. Es una escuela genial, hay muy buen ambiente. 

-A ver si hay suerte y Lola coincide con Carlota y Pedrito. Es una clase muy maja -dijo doña Sofía. 

-Ojalá que sí. Lola es muy sociable y enseguida hace amigos. A mí me cuesta más, soy más tímida que ella -dijo Greta sonriendo algo nerviosa-.

-Tú tranquila -le dijo doña Sofía con una amplia sonrisa-, poco a poco...


Los niños vieron a sus amigos nada más llegar y todo fueron gritos y saltitos de alegría.



-Renata!

-Carlota!

Las dos amigas se abrazaron como si no se hubieran visto la semana pasada, ni la anterior, ni la otra...



-Samuel, cómo va eso?

-Pedrito, cómo va eso?

Los chicos no fueron tan efusivos, pero así desaparecieron por arte de magia los nervios que habían llevado en la barriga hasta entonces .


La señorita Emilia se dirigió a la clase.

-Niños, os voy a presentar a una nueva compañera. Se llama Lola y va a estar con nosotros a partir de hoy.

Los niños se callaron y la miraron intrigados.



-Lola, te sentarás al lado de Carlota. Ella te ayudará a instalarte la mar de bien, ¿verdad que sí?


Carlota estaba feliz.

-Sí, claro que sí. Luego te lo enseñamos todo Renata y yo.

-Muchas gracias. Estoy algo nerviosilla, espero que se me pase pronto.

-Claro -dijo Carlota-, el primer día es normal. Hasta mi hermano Pedrito estaba nervioso...



-Niños -dijo la señorita Emilia-, empezaremos el día con una bonita redacción. El tema: Mis vacaciones. A ver qué tal se os da. Luego las leeremos todas.



-Pues parece que ya no estoy nervioso -se dijo Pedrito-. Y me parece que este curso pinta muy bien. Esa niña tiene unas trenzas muy bonitas...



-Oye, Carlota. ¿Y a tí te gustan los Monsters?

-¡Mucho! ¡y a mi hermano también!

Lola sonrió muy contenta. ¡Qué suerte había tenido de encontrar a Carlota!





CONTINUARÁ...

viernes, 16 de septiembre de 2022

Capítulo 6: Nuevas vecinas



Greta Gómez y su hija Lola acaban de llegar al barrio. Vienen de muy lejos dispuestas a empezar una nueva vida. Ha sido difícil, pero por fin han llegado al que será su nuevo hogar, un local con vivienda de lo más cuco.



-¿Te gusta, Lola?




-Mucho, mami. ¡Es todo taaan bonito!




-Yo voy a ir ahora a trabajar un poquito mientras tú te quedas aquí jugando, ¿vale?. Así yo limpio un poco y lo dejo todo listo antes de cenar -le dijo su madre- ¡Que mañana abrimos, Lola!



- Mami, yo me quedo aquí viendo la tele. ¡Que es la hora de Los monsters!
-Vale, cielo, pues tú quédate aquí tranquilita viendo la tele mientras yo recojo. Luego preparo la cena en un plis plas y nos vamos prontito a dormir. Cualquier cosa, me avisas. Yo estaré pendiente.




- Ya empieza, mami, ¡ya empiezaa! -gritaba la pequeña toda entusiasmada (Lola era fan de Los Monsters, por eso le gustaba vestir con pichi negro).





-Vaya, parece que no me va a echar mucho de menos -pensó Greta, divertida.





Así que Greta se dedicó a limpiar su adorada peluquería para tenerlo todo listo para la inauguración, que era el día siguiente. Había costado llegar allí, pero lo había conseguido. Un nuevo hogar para ella y para Lola, lejos del pasado y plagado de sueños y nuevas ilusiones. Todo iría bien.




Últimos retoques ...




... y un repasito al suelo.



Probando la nueva instalación eléctrica, Greta se dio cuenta de que tenía una peluquería maravillosa.




Y se emocionó...




¡Las chicas del barrio iban a tener una peluquería de lo más moderna y glamourosa!




CONTINUARÁ...

viernes, 9 de septiembre de 2022

Capítulo 5: El final del verano




Es septiembre del setenta y pico y se acaban las vacaciones de verano. Los niños empiezan ya el colegio y la familia Echeverría se reúne en el jardín para despedir el verano como cada año.

Después de la comida familiar, Reme lleva la bandeja del café para acompañar a unas pastitas que ha comprado doña Fedora que están de escándalo. Doña Fedora, doña Charo y doña Sofía las probaron el otro día, cuando fueron al pub, y el camarero, Tobías, les dijo que en el súper las encontrarían fijo y a muy bien de precio. 





Seguramente los pondrá hiperactivos, pero los pequeños dan buena cuenta de unas coca-colas mientras juegan al veo veo. Habrá que disculpar a la familia porque todavía no saben mucho de los efectos de la cafeína...



Sofía, pensativa, sirve el café que ha traído Reme...




-Alberto, llevo todo el verano dándole vueltas a la traducción de un nuevo autor francés de aúpa -dijo el señor Manuel-. A ver si te paso la novela y me dices qué te parece. 

-Ya tenía ganas de volver al trabajo -contestó su hijo entre risas-. Los niños son más agotadores que una jornada laboral.





Doña Sofía salió rápidamente de su ensimismamiento.

-Habrase visto, Fefé -dijo a su suegra-, qué cosas tiene Alberto. ¡Pero si de los niños me encargo yo de todo!... ¡y todo el año!

-Ay, hijita, qué me vas a decir. Buen chico Albertito, pero es un antiguo. ¡Más que su padre!





Pedrito, que oye que hay jaleo, se acerca a cotillear lo que hablan los mayores.

-Hijo mío, creo que están hablando de ti -don Manuel se reía-. A ver qué ejemplo le das a Pedrito...

-A ver, que no cunda el pánico, que Sofía exagera... Si soy un padre abnegado: ¡El otro día jugué con los niños al Monopoli!




-¿Será posible? pero si eso no es nada. Con todo el trabajo que dan los niños y ¿tú nos dices que jugaste con ellos al Monopoli?

-Bueno, bueno, haya paz. Vamos a despedir al verano con amor y concordia -se reía don Manuel-. Eso sí, luego le das un garrotazo a mi hijo, por jeta.




-A ver, cielo, ahora en serio. Si me necesitas con los niños, tú dímelo que yo colaboraré más... -dijo don Alberto a su esposa.

-Muy bien, pues sí que te lo voy a ir diciendo, Alberto. Porque yo ahora voy a necesitar más tiempo para mí...




Carlota, que, al igual que su hermano, no perdía ripio de la conversación, se acercó a su abuela.

-Abuela, ¿por qué se enfadan los papas?

-Cielito, no se enfadan. Es que tu mamá se está emancipando. Pero tú tranquila, que eso está bien. A ti te va a abrir el camino... -le dijo guiñándole un ojo.

-Ah, ¡entonces yo seré una mujer emancipada! -contestó Carlota muy contenta, aunque sin saber muy bien lo que significaba aquello.





-La abuela dice que voy a ser una mujer emancipada -dijo muy orgullosa a su hermano.

-Ah, pues muy bien -le dijo Pedrito animándola.




-¿Y tú? ¿Tú también quieres ser un hombre emancipado?

-Pues no sé -le contestó pensativo-, yo es que quiero ser médico.




Sofía se acercó a su suegra y le dijo al oído que quizá había llegado el momento de "decirlo".

-Pues sí, querida, tienes toda la razón. Es el momento perfecto.





-Alberto, tu mujer tiene novedades -dijo doña Fedora a su hijo.

-Cariño -dijo doña Sofía solemne-, sí que voy a necesitar tu colaboración porque voy a volver a estudiar. Quiero sacarme el graduado... y después quiero trabajar y seguir estudiando.




-Pues de verdad que aplaudo esta noticia, cariño -dijo don Alberto a su esposa-. Siempre te ha gustado estudiar y me parece una idea estupenda que quieras trabajar fuera de casa.

-Bueno, bueno, eso está muy bien -dijo doña Fedora socarrona-, pero a ver si le echas un cable de verdad para que pueda con todo.

Don Manuel reía divertido: "Ay, Alberto, ¡que vas a tener que hacer más cosas que jugar al Monopoli!"




Y así siguieron hablando y riendo. Celebrando el inicio de un nuevo curso escolar que se presentaba muy interesante...





-¿Has oído, Carlota? ¡Mamá va a ir al cole!

-Sí, Pedrito. ¡Como nosotros!



-Chicos, queréis otra coca-cola?




-Vale, vamos a brindar por el nuevo curso, que quiero sacar buenas notas -dijo Carlota.

-Pero si las sacas siempre.

-Por eso...



Y así acabó la tarde. Los más pequeños siguieron hablando de sus cosas y jugando al veo veo. Al parecer, todos tenían planes para el nuevo curso...




El final
del verano
llegó,
y tú partirás.
Yo no sé
hasta cuando,
este amor
recordarás.

Pero sé
que en mis brazos,
yo
te tuve ayer.
Eso sí
que nunca,
nunca yo
olvidaré....








CONTINUARÁ...